La armonía entre gastronomía y vino también es un ejercicio diplomático.
Desde el Palacio del Elíseo hasta la coronación del rey Carlos III, Château Rieussec y Château Lafite Rothschild han sido protagonistas en algunas de las mesas más prestigiosas de la historia.
La historia de la diplomacia vista a través de la gastronomía es un campo de investigación casi inexplorado. Sin duda, los historiadores profesionales se muestran reacios ante un objeto de estudio difícil de delimitar. Las estaciones del año, los gustos personales de los comensales, las preferencias del chef: múltiples factores matizan toda interpretación rigurosa de los menús.
Afortunadamente, no estamos sometidos a la estricta ciencia, y podemos, juntos, ceder a la tentación: detectar guiños, símbolos… incluso confesiones, en la elección de un plato y un vino.
Acompáñanos en un recorrido histórico y gastronómico, de la entrada al postre, con nuestras dos estrellas de las recepciones diplomáticas: Château Rieussec y Château Lafite Rothschild.
Jacques Chirac, presidente francés, gaullista de orientación social, arraigado en la tradición republicana, recibe a su homólogo brasileño Lula da Silva, ex trabajador metalúrgico y sindicalista.
Dos detalles confieren a este clásico acuerdo entre foie gras y Sauternes un carácter especial. Primero, se trata de un foie gras “en ensalada a la corrézienne”, un guiño a las raíces de Chirac. La frescura de la ensalada, la acidez del vinagre de vino y la amargura de las nueces equilibran la riqueza del foie gras.
Luego, no se le asocia con cualquier Rieussec. 1989: un gran año y una fecha sumamente simbólica, el bicentenario de la Revolución Francesa.
Con sus notas de miel y pan de especias, el vino cumple el rol de puente gastronómico entre dos republicanos de extremos opuestos del espectro político.
Imagina un rebaño de ovejas pastando en las colinas de Kerman, en el centro de Irán. El verde claro de las praderas contrasta con los áridos contrafuertes del desierto de Lut en el horizonte. El pastoreo ancestral se encuentra con la finura de la civilización persa, expresada aquí en la elección de un corte de delicada textura y en el arte sutil del relleno. Probablemente, habríamos saboreado las especias del zaatar, del cilantro, o algunas frutas secas para resaltar los sabores suaves y robustos de la carne.
A su lado, un Château Lafite Rothschild 1945, un año delicioso y lleno de historia. Vino de la liberación, complejo y delicado, cuyo potencial de guarda se dice que podría ser infinito. Un presagio de longevidad que el Shah seguramente habría recibido con alegría… aunque eso no impidió que su régimen fuera derrocado ocho años después.
El lomo de ternera Orloff es un clásico de la alta gastronomía francesa: una pieza de ternera rellena, cubierta con jamón y queso, y luego asada al horno. Ya algo anticuada en 1963, este plato remite a los banquetes diplomáticos del siglo XIX, en la época de las naciones europeas.
Quizás, para el General de Gaulle, entonces presidente, es una forma de marcar el fin de una era. El tratado del Elíseo, firmado al día siguiente, 22 de enero de 1963, consagra una colaboración más estrecha entre Alemania y Francia, un paso decisivo en la futura creación de la Unión Europea.
El presidente francés no era conocido por ser un gran bebedor ni un gran aficionado a los vinos. Por eso, si hace servir en el almuerzo uno de los mejores cosechas de la posguerra, como el Lafite 1953, sin duda es porque conoce el gusto por el buen vino del canciller alemán… y quizás espera desviarlo de sus Riesling favoritos hacia nuestro Primer Grand Cru.
– Opción 3
Supremo de ave de Bresse asada con trufa & Château Lafite Rothschild 2001
Encuentro de alto nivel, tanto alrededor de la mesa como en el plato, con cerca de cuarenta mandatarios en el Palacio del Elíseo. La mejor ave francesa, probablemente asada en su jugo, con una trufa negra de sabor profundo, como nuestro Lafite.
Sus notas minerales rinden homenaje a las piedras de la catedral, a esos altos arcos reconstruidos con un trabajo de piedra tan delicado como el encaje. Volvemos a mirar el monumento, y nos provoca una emoción silenciosa. Su gracia y elegancia son tanto adoradas como admiradas. Tendemos a describirlo con un tono reverente, como cuando hablamos de un verdadero gran Pauillac.
Postre
Bagatela de fresas y jengibre & Château Rieussec 2007
Pocas informaciones han trascendido sobre los detalles del banquete ofrecido por Charles III tras su coronación. Sin embargo, se sabe dos cosas importantes.
El rey sirvió a sus invitados nuestro Château Rieussec 2007. Además, encargó al pastelero Adam Handling su postre favorito: una bagatela de fresas y jengibre.
“Una creación orgullosamente británica“, según lo informado por la prensa del Reino Unido: el trifle incluía una génoise de Yorkshire y fresas escocesas. Curiosamente, ningún periodista se detiene en el origen del jengibre. Se sospecha que fue un préstamo de un amigo del Commonwealth, quizás indio o jamaicano.
Esta raiz aporta al clásico postre inglés toda su carácter y enriquece la unión con Château Rieussec 2007. Las notas de flores silvestres y albaricoques confitados del Sauternes envuelven la frescura de la fresa y el jengibre.
Una traducción gustativa de la corona de Rieussec. Un delicioso final para una coronación verdaderamente memorable.
Para terminar con una nota dulce: un postre emblemático de Le Dôme, la icónica brasserie en el Boulevard Montparnasse, en París.
El Barón Éric de Rothschild, quien dirigió el destino de los Domaines Barons de Rothschild Lafite durante más de treinta años, tiene allí su rincón preferido… tanto que su postre favorito ha sido incluido a la carta.
Un helado de castaña confitada, ideal para cerrar nuestro festín, especialmente acompañado por un Cognac Lafite Très Vieille Réserve.
El fuego y el hielo sin efervescencia. El cognac, con aromas de avellana caramelizada, resalta en su justa medida el sabor cremoso de las castañas confitadas.
“El mejor aliado de un diplomático es, sin duda, su cocinero.”
Tras este menú lleno de revelaciones, no podemos estar más de acuerdo con la frase de Talleyrand.
El hombre de estado, que fue Ministro de Relaciones Exteriores desde el Directorio hasta el final del Imperio, contó con los servicios de Maurice Carême, el chef a quien debemos la receta del ternero Orloff… Algunas cosas, al parecer, van más allá de la simple coincidencia.
Guiso de verduras olivadas del chef Jean Michel Lafarge.
En Domaines Barons de Rothschild Lafite, es imposible hablar de "raíces" sin pasar por el plato.
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RECETAS
Una inmersión en los sabores de Latinoamérica para inspirarte nuevas formas de cocinar a la leña.
Los Sauternes tienen la reputación de ser vinos de sobremesas. Pero Château Rieussec está aquí para desafiar ese estereotipo. Acompaña a Mathieu Crosnier, el gerente de la propiedad, en su viaje culinario a Londres.