«Dada su excepcional situación geográfica, su sitio vitícola único y su historia, el Château d’Aussières es uno de esos lugares silvestres y naturales desde donde emana una enorme fuerza y una gran belleza». Este comentario del Barón Eric explica el impulso irresistible que llevó a Domaines Barons de Rothschild (Lafite) a revivir uno de los domaines más hermosos y antiguos de la región de Narbonne.
La historia vitivinícola de Aussières se remonta a la antigua Roma, época en que se realiza un catastro de los grandes domaines de la región de Narbonne, quedando Aussières catalogado como uno de los principales proveedores de vino de Roma. Abruptamente mermada en el año 92 de nuestra era como resultado del Edicto del Emperador Domiciano que obliga a arrancar masivamente las viñas en un intento por proteger la producción romana, la prosperidad vitivinícola de Languedoc se eclipsa definitivamente a consecuencia de las luchas territoriales que enfrentan a Visigodos, Francos y Árabes.
En la Edad Media, la Iglesia se yergue como protectora de los viñedos cuando ya se han sucedido cerca de ocho siglos en que Aussières ha sido propiedad de abadías. En 1065, la propiedad pasa a manos de la Abadía de Mont Laures, de quien a su vez la adquiere la Abadía de Fontfroide en el año 1211. Ya en el certificado de compra de 1065, la viña aparece mencionada dentro de los bienes. Aussières permanecerá dentro del patrimonio de Fontfroide hasta la Revolución y tendrá el carácter de “granja cisterciense”, en otras palabras, dedicada a la explotación agrícola destinada a abastecer la abadía benedictina.
En el año 1790 y como consecuencia de la confiscación de los bienes de la iglesia, Aussières es adquirida en subasta pública por el Conde Daru, ministro y administrador del domaine privado de Napoleón Bonaparte. Es precisamente en esta época en que se reactivan las operaciones vitivinícolas en una superficie de aproximadamente 80 hectáreas. Hacia fines del siglo XIX, la demanda de las ciudades industriales del norte del continente y las catástrofes a que han debido hacer frente una cantidad de viñedos europeos (como resultado de la proliferación del oídio y la filoxera) favorecen la expansión de las viñas en Aussières. Por su parte, la región de Languedoc no permanece inmune a la filoxera y sufre su embate alrededor de 1880, brote que no obstante logra superarse a poco andar y redunda en el fortalecimiento de un viñedo más productivo aun. Para las décadas de 1920 y 1930, la viña ostenta una superficie de 270 hectáreas y 120 personas viven entonces en Aussières en lo que se considera una verdadera aldea vitivinícola con sus propios artesanos y su propia escuela.
A partir de la década de 1950, Aussières no logra escapar a la depresión que hace presa de los mayores domaines del Languedoc y que se traduce en la reducción progresiva de los viñedos y en el éxodo de los viticultores. Felizmente, con el cambio de siglo, el Languedoc logra dar vuelta la página y comienza a avanzar gradualmente hacia la producción de vinos de calidad, de los cuales Aussières es un vivo ejemplo.
Adquirida en 1999 por Domaines Barons de Rothschild (Lafite), la propiedad de 550 hectáreas fue objeto de un amplísimo plan de reorganización. El programa de replantación incluyó 167 hectáreas de viñedos que fueron sometidos a una exhaustiva selección de cepas típicas de Languedoc: Syrah, Grenache, Mourvèdre y Carignan, además de Cabernet, Merlot y Chardonnay. En forma paralela se llevó a cabo el remozamiento de las instalaciones y el reacondicionamiento completo de las antiguas cavas del domaine, corazón del viñedo, mediante nuevas bodegas.
La madurez de las plantaciones y los mejoramientos realizados en pos de la calidad han permitido a Aussières recuperar la serenidad de la que gozaba cuando era propiedad de abadías. La consistencia y el sobresaliente potencial de las cosechas desde 2005 ponen a Aussières a la vanguardia de la renovación de Languedoc