Nuevamente este año, el invierno comenzó con temperaturas templadas y se mantuvo muy benevolente entre diciembre y fines de enero. Por fortuna, el frío invernal solo se instaló en febrero y se prolongó hasta la brotación, es decir, en torno al 8 de abril, periodo durante el cual se produjeron algunas heladas locales.
La primavera fue lluviosa y se extendió hasta mediados de junio, sin embargo, estas condiciones no perjudicaron a la floración que comenzó el 9 de junio. Finalmente, el verano fue seco y caluroso, lo que provocó cierta inquietud hasta llegada la cosecha, puesto que se temió que dichas condiciones afectaran la calidad y el frescor de los blancos secos.
Aromas muy presentes y armoniosos donde destacan notas de frutos cítricos, mango y otros frutos exóticos.
El ataque en boca es franco y enérgico y confirma el perfil fresco y singular de este vino. Excelente cuerpo y carácter armónico. Las notas de mantequilla aportadas por la crianza en barrica se atenúan rápidamente, para dar paso a una mayor complejidad. El final en boca se ve acentuado por una atractiva acidez.